EL
TUBO DE RAYOS X :
El tubo de rayos X es el lugar en
donde se generan los rayos X, en base a un procedimiento mediante el cual se
aceleran unos electrones en primer lugar, para después frenarlos bruscamente.
De esta forma se obtienen los fotones que constituyen la radiación ionizante
utilizada en radiodiagnóstico. Para ello, dicho tubo consta de un filamento
metálico (cátodo) que, al ponerse incandescente, produce una nube de electrones
a su alrededor -efecto termoiónico -. Estos electrones son acelerados mediante
una elevada diferencia de potencial (kV), y se les lleva a chocar contra el
ánodo, en donde son frenados liberando su energía cinética como fotones que
constituyen los rayos X utilizados en clínica.
EL
CÁTODO DE UN TUBO DE RAYOS X :
El filamento o cátodo suele ser una
pequeña bobina o muelle de wolframio, material elegido por sus buenas
propiedades desde el punto de vista de emisión termoiónica (Efecto Eddison), y
punto de fusión elevado. Estas propiedades alargan la vida útil del tubo.
La mayoría de los
tubos de diagnóstico suelen tener dos filamentos de diferente tamaño (figura
5.6.). Esto permite trabajar buscando un compromiso entre el tamaño mínimo del
foco -mejor resolución-, y una mayor disipación de potencia -tiempo de disparo
menor-. Existen distintas formas de encapsular ambos filamentos, aunque en
todos los casos la selección se realiza con facilidad desde el exterior.
EL
ÁNODO DE UN TUBO DE RAYOS X :
El material habitual con el que se
fabrica el ánodo de un tubo de rayos X suele ser Wolframio. En el caso de los
tubos de mamografía el material empleado es el Molibdeno, y recientemente se
han comenzado a confeccionar también de Rodio-Paladio. El Wolframio presenta un
punto de fusión elevado, ventaja adicional frente a otros materiales con alto
número atómico (Z), que también hubieran podido ser adecuados para la
producción de rayos X.
ESPECTRO DE RADIACIÓN :
La
filtración reduce más la parte del espectro de baja energía que la de alta y
por ello es preciso un mínimo de filtración que atenúe los fotones que no van a
influir en la imagen radiográfica por ser totalmente absorbidos por el
paciente. Su eliminación disminuye la irradiación del paciente sin afectar a la
calidad de imagen. El espectro de emisión de rayos X se reduce más a la
izquierda que a la derecha, y el resultado es un aumento de la energía efectiva
del haz de rayos X (mayor capacidad de penetración), con una reducción asociada
de la intensidad del haz
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0717-93082007000400007&script=sci_arttext
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