RADIOGRAFÍA DE TÓRAX PORTÁTIL
La RXT anteroposterior es la técnica radiográfica más solicitada en la UCI. Es una técnica rápida y sencilla, aporta información valiosa sobre el estado clínico del paciente de manera inmediata, ya que no precisa preparación previa ni utiliza elementos invasivos para su obtención.
Pese a tratarse de pacientes ingresados en la UCI, se deben considerar y seguir todas las medidas que se toman en cualquier circunstancia ante la exposición a radiaciones ionizantes, teniendo en cuenta que la RXT se realiza, prácticamente, a diario y que hay que considerar su indicación y sus posibles excepciones, como por ejemplo no exponer a radiación ionizante a pacientes en período de gestación
La RXT está indicada como técnica de primera elección en el estudio del aparato respiratorio, vía aérea y parénquima pulmonar, ya que aporta una visión general de forma rápida y precisa del estado cardiorrespiratorio del paciente, así como de la enfermedad. Es útil para valorar afección pleural, presencia patológica en el espacio pleural de aire (neumotórax), líquido (derrame o hemotórax) o tumoraciones. La valoración de la silueta cardiovascular y del mediastino permite descartar signos de fallo, así como la dilatación de grandes vasos mediastínicos. Es de utilidad en la valoración de lesiones óseas de la cintura escapular, cuerpos vertebrales y arcos costales
a RXT se realiza levantando ligeramente al paciente y colocando el chasis portapelículas en contacto directo con la espalda; si el paciente está consciente notará una estructura dura e incómoda. Algunas camas disponen de dispositivos especiales debajo de ella que evitan movilizar al paciente, aunque la imagen obtenida se puede ver afectada debido al efecto de magnificación de la imagen. Si la situación clínica del paciente lo permite, se realiza la radiografía en sedestación, posición que propicia una mejor visualización de las estructuras torácicas.
La RXT se realiza en máxima inspiración; si el paciente está intubado y precisa de ventilación mecánica, ésta se puede conseguir controlando la consola del respirador, en la cual podemos conocer, mediante las curvas de registro, el momento en el que el paciente inicia una respiración, ya sea programada o espontánea, y conocer el momento de máxima inspiración indistintamente del tipo de modalidad respiratoria programada.
En pacientes con aislamiento cutáneo, se debe proteger el chasis para evitar el contacto directo. Inmediatamente después de la exposición, se retira el chasis portapelículas y concluye la exploración. Una vez identificada la imagen, se procesa la imagen y se valoran los parámetros de calidad.
En algún caso se realizan otras proyecciones de radiología convencional (anteroposterior de abdomen o decúbito lateral de tórax para descartar la presencia de líquido libre en pleura). Sin embargo, dada la complejidad de los pacientes y las dificultades de movilización, la calidad diagnóstica obtenida en estas proyecciones es relativa y hay que valorar el coste/beneficio en cada caso.
Es útil anotar la técnica utilizada para realizar la prueba, dado que se suelen realizar diferentes radiografías, esto evita repeticiones innecesarias. Si se prevé la colocación de alguna vía central u otro dispositivo que requiera comprobación mediante radiografía y la situación del paciente lo permite, se puede aplazar la radiografía para evitar otra exposición.
También, en caso de estar previsto un traslado del paciente al servicio central de radiología para otra exploración, es mejor realizarla allí, puesto que las condiciones de obtención de la imagen serán, en general, mejores
La RXT en decúbito supino realizada en la UCI presenta diferencias respecto a la imagen obtenida en bipedestación que el profesional sanitario que visualiza la placa debe conocer para valorar los parámetros de calidad exigibles en ella.
En la radiografía en decúbito, las clavículas se muestran más rectilíneas y horizontalizadas respecto a la proyección en bipedestación, las escápulas en la parte superior dentro de los campos pulmonares y columna dorsal deben intuirse en la parte central y superior de la imagen, mientras que los arcos costales se muestran más alargados y aplanados.
Las estructuras torácicas deben estar el máximo de simétricas posible, las apófisis espinosas y las clavículas deben mostrarse alineadas y simétricas, respectivamente, y hay que intentar evitar superposiciones de las escápulas en los campos pulmonares y rotaciones que dificultarán la imagen.
Se deben diferenciar las estructuras que forman el mediastino, la silueta cardíaca y grandes vasos. Las densidades visibles en la RXT van del negro (densidad aire) hasta el blanco intenso, como traducción radiográfica de los elementos metálicos. Entre estas dos densidades se sitúan el resto que corresponden a estructuras anatómicas que se visualizan en función de su densidad.
Conclusión:
La realización de radiografías en la UCI está sujeta a los condicionantes de un entorno de máxima tecnificación y de curas muy especializadas. Teniendo en cuenta que la RXT en pacientes críticos se puede llevar a cabo prácticamente a diario, la realización de las radiografías y la dosis de radiación que ello supone hacen necesario ajustar al máximo la técnica para asegurar la radioprotección del paciente y del personal sanitario, y así evitar repeticiones o radiografías innecesarias.
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